viernes, 18 de marzo de 2011

Del saber desajustar el justiprecio.-

Para mantener cualquier infraestructura económica debemos introducir un diferencial entre el precio de coste y el precio de venta con el fin de cubrir los gastos que genera el establecimiento y además, obtener unos beneficios acorde con el trabajo que realizamos en la transacción.
Pero existe una cualidad humana que diferencia al comerciante del aventurero desalmado disfrazado de comerciante, el que tiene por ideal la intención de ganar mucho dinero sin esfuerzo alguno, desajustando el legítimo margen comercial y dilapidando el justiprecio de las cosas que comercializa.
Como quiera que nada es eterno en esta vida y la ruleta va girando, en cuanto soplan los vientos del norte se dan cuenta de que sus clientes son más listos que ellos y dejan de comprarles, traduciéndose es un retroceso en las ventas que no les permiten mantener su nivel de continuo engaño y se ven inmersos en lo que se ha venido en llamar "crisis".

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