sábado, 11 de octubre de 2008

La aficion por los regalos.-

Cuando llevas algún tiempo en el ejercicio de una actividad económica, te encuentras ante muchas situaciones inexplicables frente a caradura ciudadano forastero que imagina, por el hecho de ser fabricante de un producto y vivir en un pueblo del Maestrazgo perdido entre las montañas, desconoces a los consumidores de tus elaborados y por ser ellos los más sinvergüenzas, tu tienes la obligación de regalarles el fruto de tu trabajo.
Se dice que al lado de la virtud de pedir, nace el vicio de no dar y esta máxima debería grabarse en la mente de algún picaruelo que con la excusa de la publicidad, pretende obtener regalos inmerecidos solo por el hecho de ser el más osado en solicitarlos.
Tengo un largo repertorio de incautos peticionarios y cuando se acerca algún novatilla con el pretexto de ser atendido y agasajado por el hecho de ser un currante que va de vacaciones, aficionado a la actual moda del puente o de ocio durante el fin de semana, le apunto en la lista y cuando le toque el turno del regalo, ya lo recibirá directamente o se lo llevaré yo personalmente.

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