Un día visitando Clientes, debí parar mi camioneta, encontrando espacio, junto a la valla de un colegio. Cuando regresé a retirarla para irme a otro pueblo, los niños estaban jugando en el patio de la escuela y junto al vallado, había unos chiquillos con una piedra en la mano que, a modo de coche, la empujaban por el suelo. Junto al tronco del árbol, habían puesto un cartón doblado como si fuese una casita que hacía las funciones de cochera para guardar la piedra, quiero decir el supuesto coche.
Mientas estaba ensimismado admirando en el comportamiento de los atareados chavales, el Sr. Maestro llamó a todos para incorporarse en las obligaciones docentes y abandonar el recreo. En ese momento, un niño que jugaba a fútbol, deja la pelota y se acerca al árbol dando una patada al cartón-almacén y todos corren hacia la puerta del edificio.
Supongo que al día siguiente, los amantes del fútbol seguirían jugando con la pelota, los chiquillos de los automóviles, con sus coches-piedra y los rompedores de entretenimientos, rompiéndolo, que es lo que saben hacer, pero no será igual ni lo mismo, porque es imposible colocar el cartón-casa de la misma forma y en el mismo sitio.
3144- INQUIETUDES CABANENSES.
Hace 8 meses
No hay comentarios:
Publicar un comentario