Al momento de almorzar me he comido un panaton. Es un alimento especialmente diseñado para los tontos. También existe el panabob, que tiene una formulación pensada en los bobos, aunque algunas personas prefieren tomarse un panaten, porque les regula la tensión. Cuando me siento cansado, mejor que sentarse en una silla es zamparse el pananerg, por la energía que libera en el estómago que, para compensar el hinchamiento, siempre puedo utilizar el panactiv, el mejor activador el intestino jamás inventado y gracias al panahues, tengo los huesos fortalecidos. El día que vea que me sube el colesterol, me como el famoso panacol y para escribir estas líneas, no hay nada como comerse un panalin.
En el mercado, tengo al alcance de la mano y colocado en lugares estratégicos, comercialmente hablando, muchos alimentos especiales y además enriquecidos con vitaminas que se añaden a saco, o a cubos, o a platos, según el tamaño del reactor donde se elaboran de forma siempre natural y una vez envasados, conservan todas sus propiedades sin aditivos, ni conservantes, ni colorantes ni azúcar añadido pero con un sabor muy rico.
Tan solo hace varias décadas, los productos de síntesis no estaban autorizados para la alimentación animal y evidentemente, tampoco para la humana. Se ha necesitado la colaboración y experiencia de las grandes multinacionales para que nos diéramos cuenta de lo importante que es comer sano y equilibrado con alimentos competitivos controlados por un laboratorio que les quita lo que sobra y añade lo que falta.
Y mientras tanto en Chert, las tomateras continúan haciendo tomates con sabor a tomate.
3144- INQUIETUDES CABANENSES.
Hace 7 meses
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