La agreste y montañosa geografía de las tierras del Maestrazgo, ha obligado al transcurso de los años a activar la imaginación de sus moradores y la forma de poder cultivar alguna planta para su subsistencia, fue la construcción de paredes de piedras alineadas formando los típicos bancales.
Son paredes de piedra en seco aquellas construidas tradicionalmente con la utilización únicamente de piedras de diferentes tamaños del lugar de la construcción, sin ningún tipo de mortero para fijarlas pero aprovechándose de otras piedras más pequeñas para nivelar a las más grandes, calzándose, inmovilizándose y ensamblándose convenientemente por su propio peso y tamaño.
Su utilización ha sido debida principalmente a la necesidad de sujetar la tierra de labranza para retener la escasa tierra que la lluvia torrencial arrastraba hacia las ramblas, separar los campos, los caminos y muy especialmente las propiedades de sus límites territoriales aunque en la actualidad, con el abandono progresivo de la agricultura por su escaso rendimiento económico, el interés es prácticamente nulo y solo sirven como atractivo turístico.
Son paredes de piedra en seco aquellas construidas tradicionalmente con la utilización únicamente de piedras de diferentes tamaños del lugar de la construcción, sin ningún tipo de mortero para fijarlas pero aprovechándose de otras piedras más pequeñas para nivelar a las más grandes, calzándose, inmovilizándose y ensamblándose convenientemente por su propio peso y tamaño.
Su utilización ha sido debida principalmente a la necesidad de sujetar la tierra de labranza para retener la escasa tierra que la lluvia torrencial arrastraba hacia las ramblas, separar los campos, los caminos y muy especialmente las propiedades de sus límites territoriales aunque en la actualidad, con el abandono progresivo de la agricultura por su escaso rendimiento económico, el interés es prácticamente nulo y solo sirven como atractivo turístico.
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