Recuerdo cuando era pequeño que todo se compraba y todo de vendía sin importar la fecha de su fabricación o la del límite de su aconsejado consumo. Las cosas eran tal cual y especialmente los alimentos, se comían frescos del tiempo, no como ahora fríos de la nevera porque, ciertamente no habían.
Estamos acostumbrados y vivimos de forma de lo más normal, que en las casas modernas en lugar de despensa haya un armario que suple mínimamente sus funciones y asociado a él, un gran frigorífico lleno de artículos comestibles envasados y etiquetados según la norma regulada por el Real Decreto 1334/1999, indicando sus ingredientes y con su importantísima fecha de caducidad bien rotulada.
Con tanto laboratorio repleto de investigadores para añadirle a los alimentos que comemos aquello que le falta y quitarle, lo que supuestamente le sobra, nadie ha inventado un sencillo sistema para que el alimento se pueda conservar por tiempo indefinido sin que se estropee perdiendo sus cualidades y si es posible mejorarlas.
3144- INQUIETUDES CABANENSES.
Hace 7 meses
2 comentarios:
Y no es eso lo que le ocurre al brandy?
Tranqui!, tranqui!. que al brandy SEGARRA el Brandy del Maestrazgo también le tocará el turno de darle un repaso en serio pero, será dentro de unos días cuando lo ponga arrinconado en la pared.
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