En múltiples ocasiones, el profano desea permanecer al margen de entender diferenciar el licor destilado con todas las propiedades naturales de la planta original, en la que el alcohol, como disolvente más empleado a nivel mundial después del agua solo tiene la misión de conservar sus principios activos y mantenerlos en perfectas condiciones para cuando nuestro organismo las pueda necesitar en la renovación de sus células y por cualquier circunstancia o en ese preciso momento, no podemos acercarnos al monte a recoger la planta, incluso, tal vez, porque no es el tiempo propicio de la anualidad para su acopio, de aquel otro licor artificial, elaborado con alcoholes de dudosa procedencia o incluso residuales, con mezclas de aromas y sabores sintéticos de laboratorio.
Para la correcta elaboración de un determinado licor, Julián Segarra Esbrí solo precisa de la experiencia acumulada de las seis generaciones que le han precedido, a la que añade, a esta habilidad de un extremado y cuidadoso destilador con más de ciento sesenta y cinco años de actividad utilizando el alambique de cobre calentado con leña de olivo, el conocimiento y aprovechamiento de las plantas naturales silvestres originales escogidas minuciosa y personalmente en los montes de Maestrazgo con la más delicada atención durante los días correctos de su maduración y realizando el posterior envejecimiento de forma natural con el paso del tiempo tranquilamente en la quietud de los barriles de roble de su bodega en la destilería de Julián Segarra de Chert con sus condiciones ambientales y trasiegos adecuados, le es muy fácil y sencillo, gracias a la sabia combinación de arte, ciencia y tiempo, el producir exclusivamente para el deleite de los paladares más delicados, el exquisito, diferente y único licor del Maestrazgo.
Ahora, el inquieto lector, podrá entender el por qué en el mercado existen dos tipos de licores, los elaborados por las importantes sociedades anónimas y multinacionales de forma artificial y aquellos otros naturales que, envasados en botellas de vidrio, llevan adherida una etiqueta con la marca SEGARRA para diferenciarlos de los del resto del mundo.
A su disposición existen muchas bonitas botellas de diseño sugestivo con preciosas etiquetas pero, al acercarse a la tienda, es usted quien decide comprar una botella de licor o el licor de la botella.
3144- INQUIETUDES CABANENSES.
Hace 8 meses
1 comentario:
Recuerdo cuando era una chavala ayudaba a mi madre un par de veces al año a hacer el panoli. Guardaba en el armario una botella de aguardiente SEGARRA especialmente para hacer aquellas deliciosas pastas y a nadie se le podía ocurrir tocarla.
Pasados los años, encontré una libreta con las recetas de mi madre y con motivo de una celebración familiar en casa quise preparar aquellos rollets y pastisos, fui a la tienda a abastecerme de todos los ingredientes y aunque no encontré el aguardiente, preguntando en una pastelería me vendieron un "anis pastas", que era lo que ellos utilizaban para estos menesteres. Adquirí una botella y me puse a la confección del panoli según la receta. Cual fué mi sorpresa cuando al sacar del horno las pastas, no habían hecho la subida que tenían que hacer y estaban todas chafadas, pero fué mayor el disgusto cuando al probarlas, comprobé que aquello era una pasta endurecida y seca con un gusto a no se qué, que no se podía comer. Repasando la receta llegué a la conclusión que la culpa fué del "anís pastas" que en vez de ser un aguardiente destilado de... era otra cosa con sabor a... nada.
Como ya no tenía tiempo de acercarme a Chert a comprar una botella de aguardiente SEGARRA y volver a elaborar las pastas, debí resignarme y pasar ante mi familia como si fuese una patosa que no sabía hacer panoli. Suspendida. Cero en repostería casera utilizando productos competitivos de calidad deficiente. Ahora cuando quiero lucirme, repito pero con aguardiente SEGARRA y obtengo la felicitación con matrícula. Paqui.
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