Hay dos formas diferentes de entender el comercio, un árbol en el que florecen muchos y maduran pocos.
Los comerciantes que lo son de verdad, observan las tendencias de los consumidores que consumen de verdad y fabrican y comercializan aquello que los potenciales clientes de masas quieren comprar, la moda, la novedad, el boom, mientras los estudiosos de marketing, colaboran elaborando sus informes en base a los caprichos del momento, sabiendo que no se van a vender más que un determinado número de unidades de aquel competitivo producto.
Paralelamente a este mercado de masas, existe un reducido mercado sin valor comercial, cual es el de aquellos Personajes que no siendo Consumidores habituales, precisan para un determinado momento de su vida algo muy bueno, algo exquisito o algo diferente y buscan al fabricante o al elaborador capaz de ofrecer con el fruto de su trabajo y saber, el deleite exclusivo de aquellas pocas personas que lo saben apreciar.
Con este simple y elemental planteamiento comercial, es fácil comprender como en un pequeño pueblo del Maestrazgo como es Chert, continúe existiendo una tradición centenaria en la elaboración de licores por destilación de plantas silvestres recogidas y seleccionadas por el propio Julián Segarra durante los días correctos de su maduración en los montes del Maestrazgo, los destile conservando todas sus propiedades originales en el alambique de cobre calentado con fuego de leña de olivo en su destilería y los envejezca de forma natural en la quietud de los barriles de roble de su bodega para ofrecerlos a sus distinguidos y muy estimados Amigos.
3144- INQUIETUDES CABANENSES.
Hace 8 meses
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