Continuando por el camino íbero desde la aldea de Anroig, el viandante pasa por el Santuario de la Santísima Virgen de Vallivana y a la distancia aproximada de un día de viaje, llega a Morella. Encima de otra cima o montaña, desde lejos divisamos una ciudad rodeada de murallas con portales de acceso que hasta comienzos del siglo XX se cerraban por la noche y se abrían por la mañana a la hora convenida.
El trasiego de viajeros por las vía íbera y posteriormente por la carretera de Castellón de La Plana a Zaragoza, exigía un control para seguridad de la población y el horario de apertura y cierre de los portales de sus murallas, no siempre estaba acorde con las necesidades del transeúnte, por lo que en el cruce de caminos de la falda de la población, junto al río Bergantes, se construyó una posada, permitiendo mayor flexibilidad de horarios para las exigencias de los caminantes.
Desde siempre, se ha conocido con el nombre de Hostal Nou (hostal nuevo), siendo también parada obligatoria y con el paso de los años, los vecinos de Morella que no podían ajustar sus horarios a las ordenanzas de la población, edificaron viviendas a su alrededor, quedando agrupadas como un barrio.
3144- INQUIETUDES CABANENSES.
Hace 8 meses
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