En España conocemos al pueblo húngaro porque durante muchos años algunos de su nativos viajaron por nuestra geografía con sus curiosas, bonitas y llamativas caravanas. Generalmente siempre llevaban un oso y una cabra que a parte de poderla ordeñar para obtener leche de la que no se le quita en un laboratorio lo que le sobra y se le añade lo que la falta, nos deleitaban y maravillaban subiéndola en una escalera equilibrándose encima de una bola y haciendo bailar al oso al compás del tambor.
De repente descubrimos que además de comediantes tienen un producto excelente comparable como el que se produce en España, el jamón de cerdo mangalica, un inmigrante legal que al parecer nadie desea a pesar de ser un producto importado reglamentariamente desde Hungría y no ser un húngaro clandestino.
El problema no está en el producto como tal, sino en que algunos comerciantes malévolos y sinvergüenzas de la última fase del proceso de comercialización que están en sector servicios atendiendo directamente al consumidor, colocan mangalica cuando se les pide ibérico, como los que sirven anisette cuando se pide anís o anís seco cuando el comprador solicita aguardiente o ... tantas formas encubiertas de engañar al ignorante que confunde el pastelet con el pastiset.
3144- INQUIETUDES CABANENSES.
Hace 7 meses
1 comentario:
Estas que te sales, que bien te ha venido el descanso que me comentaste.
Un Abrazo
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