Me estoy refiriendo al hecho histórico sucedido hace 40 años, cuando tres personajes embarcaban en un viaje como el que en su día realizó el almirante genovés Cristóbal Colón y que podía muy bien suponer su muerte. El 16 de julio de 1969, los tripulantes del Apolo 11 sólo sabían que pretendían llegar a La Luna pero era evidente la imposibilidad de saber si lo conseguirían porque lo que se perseguía, no era estudiar mi muestrear el suelo lunar, sino simplemente aventajar como fuese a los rusos en la carrera espacial.
El 4 de octubre de 1957, la Unión Soviética lanzaba al espacio el Sputnik 1, el primer satélite artificial de la historia. Esta noticia trascendió por todo el mundo que se convirtió en el pistoletazo de salida para una loca carrera que ocuparía a los EE.UU. durante los doce años siguientes, creando una maquinaria propagandística para conseguir que 600 millones de personas vieran por televisión el primer paso lunar de Armstrong como si de una épica producción cinematográfica se tratara y con la finalidad de superar a la URSS en el asalto a La Luna tras lograr colocar a personas después de seis misiones, mientras la URSS solo conseguía llevar sondas no tripuladas al satélite terrestre.
El Apolo 11 surcaba el espacio sideral desde La Tierra en dirección a La Luna y sus tres ocupantes, Aldrin, Armstrong y Collins, estaban a las puertas de lograr un hito histórico para la humanidad por ser las primeras personas en poner su pie en La Luna firme y fuera de nuestro planeta. Posteriormente, reconocieron emprender el viaje sabiendo que sus probabilidades de llegar a La Luna con éxito y regresar vivos a La Tierra eran del 50%. El descenso sobre la superficie lunar fue un momento dramático, el ordenador del módulo, sufrió una sobrecarga y saltó la alarma. Los astronautas preguntaron a Houston si debían abortar la operación pero, tras un eterno segundo, recibieron la instrucción de ignorar la alarma. Ese instante, fue determinante para que la nave desviase su trayectoria y se dirigiera a un cráter lleno de rocas, lo que podía suponer su fin, no obstante, la suerte, la pericia y la sangre fría, permitieron posar el módulo en una zona plana cuando tan sólo quedaban medio minuto de combustible.
3144- INQUIETUDES CABANENSES.
Hace 7 meses
1 comentario:
y tu creus que si???...
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