Después del solsticio de verano, la primera luna nueva coincide con los primeros días del mes de julio en una época climatológica favorable para permanecer de noche con la naturaleza sin excesivo abrigo y el pasado miércoles, Dª. Adela Ferrer aprovechó un correo electrónico para recordarme la situación astronómica que nos permite contemplar el cielo con todo su esplendor sin la luminosidad del reflejo lunar, pudiendo disfrutar del relajante firmamento, observar las constelaciones y aunque desconozcamos sus nombres, descubrir las lejanas estrellas.
Los pueblos pequeños en los que la iluminación callejera es algo deficiente, son algunos de los pocos lugares de reducida contaminación lumínica pero, si vivimos en el campo alejados suficientemente de los grandes núcleos urbanos o importantes ciudades, gozamos del privilegio de las condiciones magníficas para la observación estelar en absoluta oscuridad que nos permite el disfrutar incluso a simple vista sin necesidad del telescopio.
Una de las primeras actividades y tal vez la más fascinantes en la observación astronómica, es nuestra capacidad de orientación, para lograrlo, os recomiendo la lectura previa el trabajo de D. Juan Pablo Candela Puig de Elche que, con la ayuda de la Constelación de la Osa Mayor podremos fácilmente localizar la Estrella Polar y aunque no sea la más luminosa del firmamento, al rato de la relajante y emocionante observación nocturna, sabiendo que quien realiza al movimiento de rotación es nuestro planeta Tierra, te percatas como la inmensa bóveda celeste parece girar entorno a ella.
3144- INQUIETUDES CABANENSES.
Hace 7 meses
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